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El funcionario estadounidense Bessent afirma que la tregua comercial de EE. UU. con China funciona bien

Por estrella de la suerte / 2025-08-21

Tras el anuncio del presidente Donald Trump de la extensión de tres meses de la tregua comercial sobre la supuesta fecha límite arancelaria del 12 de agosto, el mercado comercial mundial respiró aliviado al disminuir la tensión. Sin embargo, las perspectivas futuras de la economía mundial siguen siendo inciertas, ya que persisten las fricciones económicas entre las principales potencias mundiales. Durante una entrevista con Fox News el 20 de agosto, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, afirmó que la administración Trump está "muy satisfecha" con la situación actual.

Información sobre los aranceles entre Estados Unidos y China de la entrevista

En la entrevista, Benssent enumeró algunos aranceles impuestos por Estados Unidos, incluyendo los del primer mandato del presidente Trump, el reciente impuesto al fentanilo y el arancel base, así como las contramedidas de China, afirmando que «el statu quo está funcionando bastante bien». Luego, mencionó que China se ha convertido en la mayor fuente de ingresos arancelarios para Estados Unidos.

Muchos especulan que este gesto de la administración Trump es simplemente un intento de garantizar la estabilidad antes de la nueva fecha límite de la tregua comercial de noviembre, en lugar de una propuesta de paz para acuerdos comerciales más equitativos. Inmediatamente después de esta parte de la entrevista, Bessent enfatizó la importancia de traer de vuelta la manufactura a EE. UU. para mejorar la seguridad económica y la independencia frente a los adversarios. También afirmó que la estrategia actual busca reducir la dependencia de países extranjeros para suministros críticos, en particular en tecnología y productos farmacéuticos, y advirtió que si no se abordan los problemas de Independencia de la industria secundaria y de los materiales de tierras raras Para 2029 podría poner en peligro la estabilidad económica y la competitividad de Estados Unidos.

Perspectivas futuras de los acuerdos comerciales y la economía global

El panorama futuro de la guerra comercial entre Estados Unidos y China sigue siendo incierto, caracterizado por treguas temporales, aranceles elevados y una tensión económica persistente. A pesar de la extensión de la tregua arancelaria, persisten problemas estructurales más profundos entre ambas potencias económicas.

Si bien esta tregua redujo los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos a 30% desde un máximo de 145% y los aranceles chinos a 10% desde 125%, ambas naciones siguen acusándose mutuamente de violar los términos de los pactos comerciales, mantener altas barreras comerciales, utilizar contramedidas no arancelarias y proponer nuevos aranceles de ojo por ojo.

Este conflicto comercial ha contribuido de forma crucial a importantes repercusiones económicas globales, como la interrupción de las cadenas de suministro, la disminución del volumen del comercio bilateral y una mayor incertidumbre para las empresas de todo el mundo. Por ejemplo, las exportaciones chinas a EE. UU. se desplomaron en 34,51 TP3T a los pocos meses de la escalada arancelaria a principios de 2025, lo que pone de relieve el perjudicial impacto económico de esta rivalidad continua.

Los esfuerzos para lograr una resolución, como las recientes negociaciones entre representantes comerciales y negociadores en Londres y Estocolmo, han mostrado resultados prometedores, y se informa que ambas partes han alcanzado un acuerdo marco. A pesar de ello, aún no se ha firmado ningún acuerdo formal, lo que deja a empresas y gobiernos lidiando con un panorama sumamente impredecible. El vencimiento de la tregua actual en noviembre de 2025 probablemente será un momento crucial, que podría agravar aún más las tensiones si no se concretan nuevos acuerdos.

Preocupaciones clave sin resolver, como los desequilibrios comerciales, los derechos de propiedad intelectual, la competencia tecnológica, los temores de seguridad nacional, por no mencionar la reciente preocupación por el aumento de las compras chinas de petróleo ruso, que la involucran aún más en el actual conflicto geopolítico entre Rusia y Ucrania, sugieren que la rivalidad entre China y Estados Unidos no disminuirá pronto. En consecuencia, la trayectoria futura de la guerra comercial parece estar ligada a prioridades políticas y estratégicas más amplias que van más allá de las preocupaciones puramente económicas.

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